Los gritos, el intercambio de palabras, puñetazos, golpes y amenazas con objetos, son algunos ejemplos de intolerancia que se observan en las calles de Panamá, producto de no saber gestionar la ira y dejarse llevar por un momento de estrés, tras colisionar con otro auto o por el “juega vivo” de algún conductor a la hora de manejar, creando así graves conflictos con lamentables consecuencias.
Para los especialistas en psicología, la ira al conducir es visto como algo tan peligroso como manejar ebrio, porque una persona con ira no tiene la capacidad de poder gestionar bien la emoción, por ende, en una situación de ira puede ocurrir lo mismo que pasa con una persona que está bajo los efectos del alcohol.
Lo anterior ha quedado plasmado muchas veces en las redes sociales. Uno de los casos más recientes ocurrió a inicios de este año en el distrito de Changuinola, provincia de Bocas del Toro, cuando un grupo de manifestantes cerró la vía, un conductor se alteró por la situación, y todo terminó en un hecho sangriento, donde salió a relucir un machete. Algunos manifestantes resultaron heridos, pero el conductor fue el más afectado.
“Ahora no solo te mata un siniestro, te mata un balazo o un machetazo de alguien que se encuentre disgustado”, dijo el director Nacional de Educación Vial de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), Nicomedes Aizpurúa. Por ello, el departamento de Educación Vial de la ATTT se encuentra trabajando para reducir este tipo de incidentes en Panamá, a través de capacitaciones sobre educación vial, con el objetivo de que las personas aprendan a compartir espacios públicos y que exista tolerancia.
Las principales causas de accidentes, según datos compartidos por Aizpurúa, son el exceso de velocidad, conducir bajo los efectos del alcohol, distracción al manejar (el uso del celular), los estados emocionales (depresión, estrés…), y desatención de las señales de tránsito, en ese orden.
“El tema de la ira tenemos que verlo, pero esto es provocado por mucho estrés y otros agentes, por ello estamos fortaleciendo la educación”, agregó.
Compartió también que están analizando algunos ajustes (actualizaciones) en el Reglamento de Tránsito, para que a través de sanciones preventivas pueda haber algunos cambios en estos comportamientos inadecuados, incluso están buscando formalizar que toda persona tome una capacitación en seguridad vial al menos una vez al año.
Aprender a gestionar las emociones
La clave para no caer en estas situaciones de intolerancia es aprender a gestionar las emociones, de acuerdo con la psicóloga clínica Yamireth Yepez; desde pensar “¿qué debo hacer?” y “¿cómo debo canalizar esta situación?”, además de respirar 10 segundos profundamente para que el cerebro pueda tener la capacidad de conectar los lóbulos, y pueda así tener un mejor pensamiento y una mejor respuesta, y no actuar bajándose de inmediato del auto después de una colisión (lo que comúnmente hace la gente).
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Otra solución es que las autoridades de tránsito coloquen sanciones a personas con este tipo de conducta, agregó la psicóloga.
“Nosotros le llamamos ira de reacción al volante, pero es producto del estrés por acontecimientos del pasado o por la misma situación actual”, mencionó Yepez.
Además, indicó que aunque en medio de la pandemia se ven más casos de intolerancia, producto de que hay un nivel alto de cortisol en la sangre, lo que lleva a las personas a actuar con ira, no se le puede echar toda la culpa a la crisis sanitaria, pues estos hechos ya ocurrían antes de ella.
De hecho, Eric, un ciudadano que reside en la provincia de Panamá Oeste, compartió que el tipo de intolerancia que más ve cuando va conduciendo son los gritos, y esto, según él, sucede por falta de cortesía y “viveza” de algunos a la hora de conducir. Es más, mencionó que varias veces le han buscado problemas, y en muchas de ellas termina insultando al otro conductor.
Isaac, otro ciudadano, dijo que cuando va conduciendo le han gritado “te voy a pegar”, “te voy a matar”, ante una casi colisión, pero él no le da mucha importancia y a veces hasta los ignora para evitar conflictos graves.
“Hace poco tuve una colisión con un taxi. Al momento del choque, yo me bajé para aclarar que ambos habíamos tenido la culpa, pero el taxista me empezó a insultar, sin embargo, al final logramos conversar y quedamos en mutuo acuerdo”.
Cuando Isaac tiene este tipo de situaciones, contó que lo primero que hace es respirar profundo, calmarse, y ya cuando se siente tranquilo se baja del auto para aclarar las cosas con el otro conductor.
Reto colectivo
El cambio ante situaciones de intolerancia en las calles es un reto colectivo, según el sociólogo Enoch Adames, pues indicó que estamos frente a un comportamiento que no es aislado, y cuando esto sucede el problema está en la incapacidad institucional de una sociedad para establecer normas y valores de convivencia.
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Una hipótesis a trabajar, de acuerdo con Adames, es el quiebre y la poca legitimidad que tiene el respeto al otro, también las políticas de cohesión social, empleo, educación y trabajo decente son claves.
Mientras, por parte de Nicomedes Aizpurúa, este reto ya está en proceso, porque las estadísticas así lo demuestran, pues en 2019 hubo 44 mil accidentes, mientras que en 2021 los accidentes se redujeron a 26 mil, hubo 243 víctimas y 6 mil lesionados. “Lo que nos indica que estamos haciendo un buen trabajo, pero tenemos que reforzarlo”, concluyó.